El ojo de Lya | Sueños de un perro que no sabía estar solo

El fin de semana me encontré desvelada y sin ánimo de leer o revisar unos textos pendientes. Recurrí a ver el resumen de la película «Mi amigo robot», que estuvo nominada en los Oscar, en película de animación. La idea general que tenía sobre la premisa era sobre un par de amigos, que por circunstancias del tiempo, sus intereses cambian y su amistad se diluye. Sin embargo, en la realidad, la trama narrativa dista mucho. Creo que mucho influye el nombre que le dieron en castellano. La versión original y la novela gráfica en que está basado es: «Los sueños del robot». Mi siguiente texto es mi percepción meramente personal y aclaro que habrá spoiler. 

Título original & dirección: Robot dreams. Pablo Berger.

País, año, idioma original: España – Francia. 2023. Sin diálogos. 

Duración: 1 hora, 42 minutos. 

Arco narrativo: Ambientada en un colorido New York en los 80’s, por animales antropomorfos. Conocemos a «Dog» un perro que juega videojuegos, come cenas empaquetadas, completamente solo y deprimente. Hasta que ve un infomercial de robots y compra uno. Dog y Robot conviven, patinan, ven películas, pasean y van a nadar a la playa. Dog se queda dormido, despierta al atardecer cuando ya todos se fueron. Pero Robot no puede levantarse ni moverse, su nivel de pila está en rojo. El perro intenta moverlo, pero sus intentos fallan y decide dejarlo. Vuelve a la mañana siguiente, la playa ha cerrado. Intenta pasar por las rejas, pedir un permiso al ayuntamiento y romper las cadenas de acceso, pero nada funciona, solo le queda esperar hasta el 1 de junio que la playa abra de nuevo.

En la siguiente escena Dog aparece preparando Halloween, es decir faltan ocho meses para ir por su amigo. Veremos secuencias de ambos protagonistas viviendo su vida durante la transición de las temporadas. Dog intentando reemplazar la compañía qué Robot le brindó: va a esquiar, al boliche, volar una cometa, conoce a una amiga que tras dos citas se muda a Europa. Mientras Robot varado en la playa es mutilado y hay recurrentes escenarios en que lo ayudan o se sana a sí mismo y corre en busca de Dog, tristemente son sueños o fantasías del personaje, he ahí el nombre: «Robot dreams». Un día llega a la playa, por la alcantarilla, un simio y recoge a Robot para venderlo como chatarra. En el deshuesado Robot termina destruido y sus restos entre el fierro viejo. Hasta que aparece un mapache de nombre Rascal. Este lo repara. Le pone una grabadora de lugar de torso, reemplaza su pierna y lo integra a su vida. 

Conflicto: El principal es cuando Robot queda inmóvil en la playa, mientras el perro vuelve a su rutina normal, hasta el 1 de junio que Dog va por él, pero no hay nada más que la pierna que unos conejos le cortaron. Así que la solución por la que opta es comprar un robot nuevo, con el que replica los mismos paseos que con el anterior, pero al ir a la playa, a pesar de que le pone aceite, Dog impide que se meta al agua. A la par vemos que Robot se acopla a su nueva versión reparada y los intereses de su compañero Rascal. 

Desenlace: Una tarde de carne asada, Robot ve por la ventana a Dog, caminando con su reemplazo. De inmediato baja, corre, lo alcanza, se miran y se reencuentran en un abrazo, pero esto era otra de sus fantasías, la última. Lo que sucede en realidad es que Robot reproduce en su cuerpo-grabadora la canción con la que patinaron en Central Park. Repiten el baile, cada uno en su espacio, hasta que Dog ve el reflejo de Robot en un escaparte, voltea al edificio, pero no hay nadie. Robot se ha escondido. Cada uno retoma su camino y la película termina. 

Protagonista: Dog, un perro introvertido al que la soledad lo agobia por lo que busca medios y personas para sentirse acompañado. Es un perro torpe física, social y emocionalmente. Exige actos de acompañamiento, pero pocas veces es recíproco. 

Protagonista: Robot, un ensamble metálico que se acopla con rapidez a donde lo lleven. Gusta de conocer el mundo a través de la personalidad de quien lo acompaña. Es servicial, honesto e incondicional. 

Personaje secundario: Rascal, un mapache curioso, amable. Suele reparar cosas que otros consideran inservibles. Es encargado de mantenimiento de un lujoso edificio, fan de los Mets, de la pizza, las paletas chupan chups y le gusta cocinar.

Ambientación musical: September. By Earth, Wind & Fire.

Reflexión: La película está repleta de simbolismos, toda en sí es un simbolismo. El perro tiene la necesidad de cubrir su soledad con la compañía de alguien y recurre a una innovación tecnológica, ¿guiño a las apps de citas? Cuando su etapa de «enamoramiento» se ensombrece con la falla de robot, tras unos débiles intentos, lo deja ahí. Sin mirar hacia atrás, ni se da cuenta que la manta que cubre a Robot del frío, se ha perdido. 

Mientras el robot se mantiene en una espera inerte, calurosa o fría, Dog sigue buscando nuevos amigos y, cuando falla o es despreciado, a su mente llega el recuerdo de Robot. Pero no lo visita ni intenta un modo de entrar, porque sí las hay. Dog no extraña al robot, sino las sensaciones de estar acompañado, por ello cuando se da cuenta que lo perdió, compra uno nuevo. 

Otro simbolismo es la vulnerabilidad de Robot en la playa. Llegan unos conejos, que literalmente, le cortan una pierna. Sin embargo, el que más me conmovió fue la reconstrucción que hizo el mapache, tomando las partes que quedaban y añadiendo unas nuevas hace una versión mejorada del Robot. 

No pude contener mis lágrimas en las últimas secuencias, cuando el Robot se ve a sí mismo, su nuevo cuerpo, a su compañero, la ilusión de esta nueva etapa y decide ocultarse a la oportunidad de que Dog lo vea. Una clara referencia de que su renovación no fue sólo física sino emocional. En cambio, Dog buscó suplir esa amistad sin la introspección de qué puede mejorar él o cómo aprender a vivir consigo mismo, sin que la soledad sea una carga punzante. 

Terminé molesta con el personaje del perro. Me hizo recordar las veces que he estado del lado del Robot, en relaciones sexoafectivas y de amistad, brindando compañía honesta e incondicional, para después quedar varada en la incertidumbre del abandono. Porque, en ocasiones, no es ser fácil identificar a las personas que buscan un beneficio de sus vínculos o únicamente emociones, más que el compromiso que implica una relación: abrazar y aceptar a la otra persona con sus demonios y debilidades. 

Recomendación: ¡Por supuesto! La película es breve. La animación es simple y sin diálogos, sin embargo, se construye una historia ágil y emotiva. De nuevo, son las películas animadas y los animales antropomorfos los que crean una conexión real con las emocionalidades inherentes a las y los adultos. Pero cuando la animación carece de diálogos, dígase esta película y el capítulo “​​Fish Out of Water” de la serie BoJack Horseman, son los gestos, la música, la ambientación, las miradas las que fortalecen la historia y brindan un mayor impacto en la audiencia.

Nota al pie: Reconozco que pierdo objetividad en esta película. Hallé muchos puntos de identificación con mi propia historia y mi ojo crítico ve a Dog como un villano, cuando no hay una perspectiva amplia que nos diga si su desapego es por falta de herramientas emocionales o se encuentra en proceso de madurez. Aun así, admito que tuve relaciones en las que mi comportamiento fue similar al del perro, simplemente algo se salió del contexto y abandoné a la persona. Pero la vida es el constante cambio y aprendizaje de esos errores y vez en cuando una película nos agita esos recuerdos y miramos la forma renovada en que el tiempo y madurez nos ha cambiado.

Publicado por Liana Pacheco

Liliana Ruiz P. Escribe bajo el seudónimo de Liana Pacheco. Estudió licenciatura en Administración. Lectora ferviente que emprendió a escribir sus propias historias.

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