Entre calles y páginas | ¿Los jóvenes podemos comprar una casa?

Por Ángeles Serna

A inicios de enero, un amigo y yo nos juntamos para platicar y actualizarnos de las cosas que nos habían sucedido el año pasado, llevábamos tiempo sin vernos y, dentro de la conversación, hablamos sobre crecer y cuál es el sentido de nuestra vida. A raíz de eso, surgió el tema de la problemática de la vivienda en México –aunque se extiende a Latinoamérica–. En la plática, sólo mencionamos que los jóvenes deberíamos estar preocupados por cómo vamos a adquirir alguna propiedad, ya que, en la mayoría de los casos, es complicado conseguir financiamientos para una vivienda propia. 

En algún punto del año pasado, pensé en adquirir un departamento. La única razón era para estar más cerca de mi trabajo y algunos lugares que frecuentaba. También lo llegué a pensar para reducir el uso del carro. Revisando algunas zonas, precios de mensualidades y el costo de vida en Monterrey, tomé la decisión de descartar la idea de tener un espacio propio, al menos por cierto tiempo. 

El tema de la vivienda me ha dejado muchas preguntas, desde ¿en dónde quiero vivir?, ¿qué representa para mí tener una casa propia? hasta ¿cómo voy a pagar una propiedad? Todavía sigo en búsqueda de esas respuestas, pero la única que he podido desarrollar a lo largo de estos meses, es el significado de tener una vivienda, ya sea casa o departamento. Para mí representa uno de los aspectos de mi independencia como mujer joven, seguridad, desarrollo personal y un espacio donde puedo estar sola. 

A parte, el tener una vivienda es un derecho. El problema de este derecho es que resulta inaccesible para la mayoría de los jóvenes, debido a la falta de empleo, a los empleos informales y a los altos precios de propiedades, que genera años de pagos para que por fin puedas tener una propiedad. Hay que tener en cuenta el costo promedio de vida, al menos en Monterrey y algunos lugares de su área metropolitana son muy elevados. Por lo que, los ingresos no empatan con los gastos básicos para vivir en estos lugares. 

Incluso, el problema no acabaría reduciendo los precios de las propiedades, porque para considerar una vivienda adecuada debe de cumplir con siete aspectos indispensables según la ONU-Hábitat:

  • Seguridad de la tenencia
  • Disponibilidad de servicios
  • Asequibilidad 
  • Habitabilidad 
  • Accesibilidad
  • Ubicación
  • Adecuación cultural 

El primero consiste en asegurar la protección de los habitantes, brindando protección jurídica y dejando fuera cualquier posibilidad de desalojo forzoso. El segundo, es sobre que en la ubicación de la vivienda debe contar con agua potable, instalaciones sanitarias, energía para cocción, alumbrado y conservación de alimentos. En el tercero, se refiere a que una vivienda es asequible cuando el propietario destina al menos el 30% de su ingreso para el hogar.  El cuarto punto trata de garantizar la seguridad de los habitantes en la ubicación donde está su vivienda. 

La accesibilidad, quinto punto, considera las necesidades de los grupos desfavorecidos y marginados, a través del diseño de la vivienda. El sexto punto es sobre la ubicación, la propiedad debe estar ubicada en zonas donde haya acceso a oportunidades (escuela y trabajo) y fuera de riesgos y áreas contaminadas. Por último está la adecuación cultural, ésta debe de respetar la expresión e identidad de sus habitantes. 

Tanto en espacios académicos como laborales, me he topado con personas que viven a más de dos horas, ya sea de la universidad o del trabajo. Aunque, en algunos casos, residimos a una distancia de 30 a 40 minutos de las oficinas, pero, en el caso de Monterrey y supongo que en otras ciudades como la Ciudad de México y Guadalajara, el tráfico se ha llegado a extender a casi las tres horas de camino. Esto incrementa el gasto de gasolina y tiempo perdido, disminuyendo mucho la calidad de vida de sus habitantes. 

Por otro lado, la vivienda es mucho más que una cosa que se compra, Carla Escoffié menciona en su libro País sin techo (2023) que el “derecho a…” se construye con elementos materiales e inmateriales. Por eso, cuando pensamos en el derecho a la vivienda, se nos viene a la mente la idea de una casa, aunque es un objeto material, simboliza un espacio donde habitamos y nos desarrollamos.

Si hablamos de vivienda hablamos de gente habitando. El derecho a la vivienda podría definirse como el derecho a habitar un espacio y a evitar la situación de calle. No importa si la casa o departamento no es una propiedad a nuestro nombre: si ahí habitamos, ahí es donde ejercemos nuestro derecho a la vivienda. 

(Escoffié, 2023, p. 61). 

Aunque en México existen instituciones como el Fondo de la Vivienda del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Fovissste) y el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit) que, por medio de un financiamiento, brindan la posibilidad de adquirir una casa. Sólo llegan a ser beneficiados las personas que trabajan en la economía formal, que también excluye a las personas de empleos informales, que en su mayoría son los jóvenes. 

En el proyecto de periodismo ¿Dónde vamos a vivir? Datos, proyectos e intentos de solución al problema de vivienda en América Latina de RedLATAM, expone el programa colombiano Jóvenes propietarios, que consiste en el apoyo a través de un financiamiento adaptado a las necesidades y posibilidades de cada joven entre 18 a 28 años para comprar una vivienda. Un ejemplo, es el caso de Mónica que adquirió su departamento a los 28 años. 

Para finalizar, sólo quiero agregar que en redes sociales como en charlas con amigos ha salido la frase “es que eran otros tiempos”, refiriéndose a que antes era más accesible adquirir una vivienda en México. Eso es verdad, aunque también se debe de poner sobre la mesa que estamos habitando un país que se ha transformado. Al menos, lo veo desde el desarrollo que está teniendo Monterrey y su área metropolitana. Este aumento de población (debido a la búsqueda de trabajo, oportunidades de estudio, etc) debe estar acompañado de ofrecer también una calidad de vida y la oportunidad de ejercer el derecho a la vivienda de una manera completa, desde casas o departamentos cercanos a los lugares de trabajo hasta precios accesibles para adquirirlos. 

Escoffié, Carla. (2023). País sin techo. Grijalbo 

Infonavit. (2021). El nuevo paradigma de una vivienda adecuada. https://comisiones.senado.gob.mx/desarrollo_urbano/docs/climatico/PV_1.pdf 

RedLATAM. (2023). ¿Dónde vamos a vivir? Datos, proyectos e intentos de solución al problema de vivienda en América Latina. https://viviendalatam.distintaslatitudes.net/ 

Ángeles Stefanya Serna Moreno

Angeles Stefanya Serna Moreno (Monterrey, Nuevo León) es egresada de la licenciatura en Letras Hispánicas de la UANL, en donde obtuvo el primer lugar de generación. Fue becaria en el Centro de Estudios Humanísticos (2020) y el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora (2021-2022). También fue la primera residencia universitaria en el Centro de Escritores de Nuevo León (2022). Colaboró en sitio oficial de noticias de la UANL, Punto U, con notas periodísticas sobre Arte y Cultura. Además, ha sido ponente en diversos congresos a nivel nacional e internacional en las áreas de literatura, teatro y sociología.

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