Serena en el mar y la arena | Adios mi quérida amiga

Por Anel Solis

Era un 2 de noviembre, en la bella mañana de Guadalajara. Estaba sentada frente a la luz buscando inspiración para la revista Coyol y para compartirla con mis amigas artistas.

Trataba de pensar y encontrar mi fuente de versos, pero de repente llegó la huesuda y casi muero del susto.

-¡Desayuna algo, chiquilla! Si no, se te verán los huesos y sentiré envidia. Vine a llevarme a alguien y no quiero que te resistas.

-No te lleves a mi familia, llévate lo que quieras, menos a la mía.

-¡No seas tonta, chiquilla! Vengo a llevarme a Anelilla.

-¿Anelilla? Pero si yo soy esa niña.

-No te equivoques, chiquilla, tú eres más vieja. La que busco es esa niña de unos 16 años, insegura e hiperactiva, la que bailaba y reía en todos lados con singular locura y alegría. La que se equivocaba y lloraba cada vez que caía, la que no aprendía de sus errores y los repetía mil veces, la que se quejaba con sus padres y pataleaba cuando no la llevaban a un concierto.

-¡Aaa! Esa Anelilla, sí la conozco y de vez en cuando me visita. Cuando siento miedo, euforia, placer y diversión, disfruto mucho con ella y he aprendido muchas cosas de su noble corazón.

-Sí, esa Anelilla. ¿La has visto? Necesito de sus carcajadas y su carisma. Esta noche hay tamaliza, tepache y pachanga, no quiero llegar tarde, quiero alcanzar unas gorditas.

-Sí, está justo aquí conmigo, pero no quiero que se vaya. ¿Y si no soy la misma, si me siento perdida sin ella? ¿A quién le contaré mis aventuras? ¿Quién me enseñará de la vida?

-Tranquila, chiquilla, estarás bien. Ella vendrá a visitarte de vez en cuando, paseará contigo en las caminatas cortas de atardeceres, en las noches de chocolate caliente y pan recién horneado. Despídete de ella con alegría. Cada año vendré por una en mi carcacha blindada.

-Adiós, vieja amiga. Te recordaré con amor y siempre te seré agradecida. Seguiré aprendiendo a mi manera, mientras disfrute con mis seres queridos y lleve una vida liviana en este juego de azar llamado vida.

En este escrito, plasmé el sentimiento de dejar ir, que puede ocurrir con una antigua versión de nosotros, un trabajo, una amistad e incluso un ser querido que nos espera en otra vida. Los cambios son inevitables y necesarios para avanzar, seguir aprendiendo y no estancarnos. Siempre podremos recordar algo o alguien que ya no está, en una charla, una canción, un sentimiento, etc. Lo bonito es guardarlo en nuestro corazón, y mientras esté allí, nunca morirá.

En este Día de Muertos, recordemos con amor a esos seres queridos que se nos adelantaron, con quienes compartimos años, alegrías, tristezas. Abracemos esos recuerdos. Cada año recordemos lo especiales que fueron para nosotros y lo especiales que fuimos para ellos, ya que una parte de nosotros vive en ellos. Recordemos con orgullo ese «antiguo yo» que creció de la mano de personas que tuvieron triunfos, errores, experiencias. Conservemos gran parte de ellos en nosotros: tradiciones, costumbres, ideologías, lugares, genes, etc. Al final no hubieramos sido lo que somos hoy sin ellos.

Agradezcamos a la vida por aquellos que nos acompañaron y a la muerte que hoy, 2 de noviembre, celebramos el amor eterno.

Publicado por anelsolis2815

Me gusta escribir a las personas que amo, a las personas lejanas a mi y principalmente a mis miedos, anhelos, alegrias y sentimientos. La escritura es un desahogo para mi, es mi lugar seguro, es mi diario confidente que me escucha y yo a el. En mis escritos comparto un poco de mi pero a la vez es una gran parte de lo que más disfruto de esta vida. -Serena en el mar y en la arena

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