Insurrecciones Estéticas | Las Hedonistas: erotismo para nuestra liberación

Por Selvia V. Kotasek

Para mí, lo erótico es como una semilla que llevo dentro. Cuando se derrama fuera de la cápsula que lo mantiene comprimido, fluye y colorea mi vida con una energía que intensifica, sensibiliza y fortalece toda mi experiencia.

Audre Lorde*

*Usos de lo erótico: lo erótico como poder, 1978

Las Hedonistas: mujeres que narran placer y deseo es un libro de cuentos eróticos escrito por Marisabel Macías, filosofa feminista mexicana, erotóloga, tallerista apasionada y agitadora cultural, maestra en Estudios de la Mujer y doctoranda en Estudios Feministas, además de una mujer brillante y amorosa.

Antes de profundizar en esta reseña-recomendación, quisiera dejar sobre la mesa que todo lo que puedo decir respecto a la obra de Mar está cruzado por una gran admiración y un profundo cariño, pues tengo el placer y el privilegio de ser su amiga. Y me gusta iniciar así no sólo porque me siento orgullosa de ser cercana a la autora de la obra que reseño y porque me parece importante situar desde dónde nacen estas palabras, sino también porque creo que eso no me quita objetividad. Respeto y admiro tanto el trabajo de Mar que soy capaz de permanecer crítica a su trabajo. Desde donde lo veo, la objetividad y el cariño no están peleados, al contrario, creo que es muy adecuado para este espacio insurrecto, traer los afectos y hacerlos parte de la mirada crítica.

En esta obra vamos a encontrar una serie de historias que tocan diversos temas pero que guardan una clara línea común: una postura crítica, feminista, de lo erótico, del deseo y del placer. Una postura conformada por la curiosidad teórica de la autora, su ética feminista, sus experiencias personales y nutrida de una genealogía cuidadosa y apasionadamente construida a partir de los trabajos de grandes teóricas: Graciela Hierro, Audre Lorde, Kate Millet, Rosario Castellanos, Marcela Lagarde, Simone de Beauvoir, por mencionar sólo a algunas. Esta postura es el hilo que entreteje estas historias y que permite reconocer lo erótico como algo que va más allá de lo que hegemónicamente se reconoce como tal.

La literatura erótica ha sido permeada por una mirada androcéntrica, sexista y misógina, sin embargo, en Las Hedonistas no vamos a encontrar este tipo de erotismo que se reconoce como la antesala de lo pornográfico. Lo erótico en la obra de Mar se representa a través de historias y fantasías, sí explícitas, sexuales, excitantes, pero escritas desde una postura crítica que permite retratar la complejidad de las experiencias de mujeres, y no reducirlas únicamente a actos sexuales, sino abarcar una gran variedad de temas y sensaciones, y con ello mostrar experiencias y mujeres reales que nos permiten a las lectoras conectar con sus historias, tal vez no desde lo que han vivido literalmente, pero sí en su respuesta a ello.

El erotismo que encontramos en la obra de Mar es el aterrizaje literario y la puesta en práctica del pensamiento de Audre Lorde, una escritora, poeta y activista estadounidense feminista que se describió a sí misma como “negra, lesbiana, madre, guerrera y poeta”;  autora del texto de 1978 Usos de lo erótico: lo erótico como poder en el cual aborda el erotismo como un poder profundo que habita en cada mujer y cuyo descubrimiento es clave para su liberación pues, en sus palabras, «es una sensación de satisfacción interior que siempre aspiramos a recuperar una vez que la hemos experimentado».

Con ese bagaje, Mar supera el pudor para invitarnos a fantasear hablando sobre menstruación, vulnerabilidad, masturbación, dudas existenciales, la relación con una misma, relaciones lésbicas y heterosexuales fallidas, casuales, violentas, amorosas, funcionales. En las lecturas que yo he realizado, he encontrado un poco de terror, pero también humor, ternura, intimidad, complicidad, traumas, miedos, cautiverios, recuerdos, deseos, sueños, reflexiones, aventuras y también hay muchas preguntas, las cuales dejan ver a la filósofa feminista creadora de estas historias.

Lo erótico es un espacio entre la incipiente conciencia del propio ser y el caos de los sentimientos más fuertes. Es una sensación de satisfacción interior que siempre aspiramos a recuperar una vez que la hemos experimentado. Puesto que habiendo vivido la plenitud de unos sentimientos tan profundos y habiendo experimentado su poder, por honestidad y respeto a nosotras mismas, ya no podemos exigirnos menos.

Audre Lorde

Siempre que se busca calificar si una obra es o no feminista, suele haber controversias y debates que personalmente disfruto porque más que buscar una sola respuesta, me parece muy rico lo que surge en las discusiones. En el caso de estos cuentos, considero que se trata de una obra feminista y lo afirmo no sólo porque la autora se posiciona políticamente de esa manera, sino porque parte de un erotismo que no está construido sólo para excitarnos, sino para liberarnos: transgresor, potente, político. Con la intención de invitar a esos enriquecidos debates, a continuación los argumentos que sostienen mi punto de vista.

En primer lugar, la construcción de las personajes, de estas mujeres que narran placer y deseo, no sólo por colocarlas como protagonistas o darles su nombre a los cuentos, sino por la manera en que se retratan sus experiencias que resultan reales, cercanas.  No son mujeres pasivas u objetos de placer, ni están construidas para el deleite de la mirada masculina. Además, la autora evita caer en trampas como el mito de la libre elección, la falsa libertad sexual o el amor romántico, lo cual no significa que no toque estos temas, sino que lo hace de manera cuidadosa y crítica.

En algunas de las historias de Las Hedonistas se aborda la violencia, sin embargo es notorio que la intención no es reproducirla, normalizarla o hacerla la única fuente del placer, sino retomarla como parte de las experiencias de las mujeres sin reducirlas a esa situación, es decir, la diferencia es que las mujeres, las víctimas, no son narradas desde afuera como tales, sino que son ellas mismas quienes cuentan la historia. 

A través de las narraciones, la autora supera una dualidad muy propia de los actuales tiempos neoliberales: la mujer pasiva, callada y complaciente, y la mujer empoderada, “dueña” de su sexualidad y su cuerpo que obtiene una falsa libertad a través de su cosificación y con ello, Mar nos ofrece esta otra posibilidad de representación. Desde mi punto de vista, esto lo logra a través del retrato de la vulnerabilidad de las personajes, mujeres con emociones y posturas complejas, no dicotómicas, lo cual permite, a quienes leemos, no reducirnos a nuestra opresión, sino pensarnos y sentirnos deseantes de una mejor vida.

En mi experiencia en espacios y reflexiones feministas, he reconocido que las mujeres (no todas y no todo el tiempo) cada vez somos más capaces de identificar aquello que no queremos en nuestras vidas, sobre todo respecto a nuestras relaciones y a nuestra sexualidad. Sin embargo sigue siendo una gran dificultad saber, conocer, nombrar o incluso imaginar lo que sí queremos, precisamente porque eso es lo que implica salirnos de los moldes que construyeron para nosotras, liberarnos. En ese sentido, me parece que esta obra se vuelve uno de esos referentes culturales la sexualidad que sí queremos vivir.

Este erotismo, surgido de la pluma de Mar y de una maravillosa genealogía de pensadoras feministas, es lo que quiero para mí y para las mujeres: la posibilidad de ser nosotras quienes narramos nuestras historias, unas hedonistas merecedoras y creadoras de placer, que se narran en primera persona y no permiten que alguien más las defina, aun en los momentos más vulnerables.

Y es que pienso que este verbo: narrar, aunque no lo parezca, es muy potente, pues la posibilidad de contar nuestras historias nos abre espacios de autonomía y emancipación en un sistema que constantemente nos está negando, borrando y violentando. Son espacios endebles, que hay que estar constantemente engrosando con las narraciones sobre nosotras y sobre nuestra vida, pero son políticamente potentes porque es en ellos donde tenemos la posibilidad de decidir cómo queremos contar nuestra historia, y por lo tanto, cómo queremos ser y vivir nuestra vida. Somos nosotras las que decidimos. Y si bien son espacios y decisiones personales, al compartirnos desde el erotismo con otras mujeres, estos espacios se hacen más grandes.

Mar nos abre la puerta a construir estos espacios. En sus propias palabras: “creamos un mundo donde podemos ser totalmente libres y abrazar la mirada de la otra”. Para provocar esto, no tiene que narrar (solamente) historias de liberación. No es necesario hacer la invitación explícita, sino que lo hace a través de su intensidad. Al leer Las Hedonistas se encuentran historias de mujeres viviendo con intensidad su vida, que no son más que un reflejo de la intensidad de Mar, y lo digo en el mejor sentido de la palabra, porque es algo que le he admirado siempre y que, afortunadamente, hemos compartido como amigas y compañeras. Es esa intensidad la que se sale de sus relatos y nos contagia su forma de mirar y vivir el mundo, con curiosidad y pasión por comprenderlo y darle sentido.

La invitación de Mar no es sólo a resistir en este mundo patriarcal, sino a disfrutar y a encontrar nuestra fuerza vital, ese manantial de energía creativa y fortalecida que planteó Lorde y que posibilita abrirnos paso a la liberación a través del conocimiento de nosotras mismas.

Las invito a leer todos los relatos, a dejarse sentir toda la gama de sensaciones que las historias de Mar evocan, a deleitarse con su exquisita imaginación, sus letras y su gran capacidad para embellecer este mundo con su propuesta hedonista.


Este texto surge de la presentación que tuve el honor, junto con otra amiga, de hacer a la segunda edición de Las Hedonistas en octubre de 2023, disponible aquí.


El libro está disponible en la página de la editorial Lapicero rojo.


Pueden seguir el trabajo de Mar en su Instagram: @mar_lectora

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