El ojo de Lya | AFUERA ESTÁ EL ABISMO – Reflexiones

Por Liana Pacheco

En el estado de Oaxaca, lugar donde nací y resido, el movimiento literario ha tenido un impulso en los últimos años, sobre todo de editoriales independientes que están promoviendo a escritores y escritoras oaxaqueñas. Una de estas editoriales es Almácigo ediciones, que en lo que va del 2024 ha presentado tres títulos. Uno de ellos: AFUERA ESTÁ EL ABISMO, Historias, del escritor Antonio Pacheco, originario de Juquila, Oaxaca, de quien tengo la fortuna de ser colega y amiga cercana, ya que en 2018 iniciamos juntos en este aprendizaje de libros y letras.

Antonio me invitó a escribir el prólogo de este libro de historias, y entre mis disrupciones literarias, más que prólogo escribí unas reflexiones preliminares que quiero extender en este espacio.

“Escribe de lo que te es conocido” “escribe algo que te gustaría leer”, fueron los consejos que escuchamos en el aprendizaje en este oficio. En este nuevo libro de historias, afirmo, indudablemente, donde expone sin pena, sin pudor la vulnerabilidad de su existencia y la realidad de su estilo como escritor. Porque algo que ha quedado claro en sus textos, es que Antonio Pacheco escribe sin deseo de complacer a un jurado de septuagenarios que encasillan la literatura en ideología y lenguaje pretencioso y falsamente intelectual.

Para “Afuera está el abismo” seguramente el autor recurrió a las memorias incómodas propias y ajenas, porque también dicen que los escritores somos ladrones de historias. Así sus palabras recrearon para este libro una ambientación que poco se ha escrito: Música de fondo entre el choque de botellas de cervezas. Voces que gritan, cantan, lloran o enmudecen. Cuerpos que se odian, que se contonean, se desnudan, desean y se aman.  ¿Amor y deseo? Sí, hay algunas dosis de estos en el libro, porque al final de cuentas, que no ¿estas emociones son las que nos generan altas dosis de dopamina en el cerebro?

Una de la típica pregunta que uno se hace al escuchar el título de una obra es ¿de qué trata?, mi opinión es que estas historias van de la vida misma. De todo aquello que nos circunda en la rutina de una sociedad, Oaxaca específicamente. Una de las características de estilo de Antonio es que no se anda con rodeos, él detalla claro y contundente el espacio geográfico donde ocurren sus historias. Como en este párrafo:

“Mientras bajaban por Mina o Las Casas esquivando a los comerciantes que a esa hora desarmaban sus puestos sobre la calle, lo escuchaba repetir que la extrañaba durante el día. Ya en la base de los Halcones, él se esperaba hasta que el camión arrancara y ella le dijera adiós con la mano”.

Y cuando lo leemos sabemos que Antonio nos hizo partícipes de la historia. “Hey, yo he pasado por esa calle, yo vivo cerca”. Y para los que no tengan la dicha de conocer Oaxaca, encuentran una ambientación diferente y genuina. En un texto una buena ambientación requiere personajes igual de excepciones. De esos sobran en el libro. No me refiero a héroes o heroínas comunes que luchan por el bien del prójimo. Sino a mujeres y hombres alejados del canon de lo que debe ser un ciudadano ejemplar. Más bien, gente instintiva, emocional, que vive motivada por cosas triviales, deseos que todos experimentados: un hombre que necesita asegurarse de su propia hombría, una mujer que quiere hacerse de un terrenito en las ya saturadas periferias de Oaxaca, una bailarina que sólo necesita que la cumbia de Celso Piña se prolongue un poco más. Una pareja que quiere reconciliarse, porque lo dice: el amor apendeja, pero el desamor más. No quiero quitarles la emoción de que descubran ustedes los lugares y las personas que circundan justamente, fuera de este abismo. 

Otra de las cualidades del estilo de Antonio es que la historia parte de un vórtice, como un instante en pausa que toma vida cuando el lector inicia la lectura. Es decir, inicia situándonos con un protagonista, que puede estar sentado en la mesa de una cantina, planchando la ropa o acostado desnudo en el suelo. Magistralmente la trama se desarrolla entre recuerdos y diálogos para que el lector sepa cómo es que el alma del personaje lo desembocó en la miseria o euforia en que se encuentra. Sin embargo, a pesar de la tensión en estas historias, no hay una lectura silenciosa, Antonio logra un equilibrio entre palabras, diálogos y ambientación con las canciones que son parte de las raíces de cada personaje.

La narrativa de este libro es rebelde, a veces cruel, pero franca, y eso se disfruta mucho. Podrán constatar cuando lo lean, cuando ustedes las y los lectores se apropien de las historias, se encariñen u odien a los personajes. Porque ya que el libro sale de la editorial, los escritores dejamos de ser dueños de nuestras palabras. Únicamente conservamos el recuerdo, la inspiración y la dedicación que nos motivó a escribir. La escritura de Antonio Pacheco arremete contra la formalidad que los intelectuales y pretenciosos exigen que sea un libro. Eso es el resultado de su esfuerzo por crear y defender su voz literaria y merece ser celebrado y aplaudido.

Publicado por Liana Pacheco

Liliana Ruiz P. Escribe bajo el seudónimo de Liana Pacheco. Estudió licenciatura en Administración. Lectora ferviente que emprendió a escribir sus propias historias.

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