Extraño Cotidiano * La Meche cumple años IV

Susana Argueta

Ahora, los chinelos son sinónimo de alegría. Sus contoneos, sus movimientos contagian. Bailan para las cámaras, les gustan las fotografías; todo tiene que ver con la música. La banda de viento es un gozo. La música resuena por todo el mercado, convoca a todas las almas a la fiesta. Me hipnotiza el brillo del trombón con sus reflejos deformados. Es una composición surrealista de formas que escapan de la realidad. Tum, tum, tum, tum, marca el ritmo. La flauta es la más volátil, con sus notas de alborozo. Trompetas y tambores cierran el cuadro. ¡Los músicos disfrutan tanto! Traen la vida con cada nota.

No me puedo perder ni un detalle. Voy y vengo de los pies a la cabeza de la procesión. Al frente, los rituales de la mexicanidad avanzan con sus cantos mestizos y sus atuendos prehispánicos. Rezan a la virgen, a los santos, a los dioses antiguos. Apelan a los espectadores a regresar a su origen, a rescatar sus raíces. Me impresiona sobremanera la misticidad de una mujer de penacho. De piel morena  y cabello rizado que sugiere afromexicanidad. Es quien dirige. Sus movimientos son contundentes, su mirada es intensa, sus intenciones, recrear la magia ancestral. En cada altar encontrado al paso se detiene para sahumar y pedir bendiciones.

Entramos, salimos, damos vuelta, giramos, gritamos, sonreímos, cantamos; nos miramos; canastas, frutas, verduras; vísceras, pollo, puerco; altares, copal; queso, chiles secos; calles, baches, agua estancada, autos, gritos. Hemos llegado al final de nuestro camino. Danzantes, chinelos y músicos arman el bailongo. Ahora sí movemos la butaca; para los de más edad será el cúcu. De cualquier manera, lo bailado nadie nos los quita. En el corazón del mercado de La Merced lanzamos vivas y porras a La Meche, festejando al lugar donde, hace 65 años, comenzó la tradición más viva de la vendimia en el primer cuadro de la Ciudad de México.

Imagen: Chinelos en La Merced @Susana Argueta

Publicado por Sus Argueta

Andadora de caminos y palabras, buscadora constante de miradas maravillosas, gente extraordinaria y evolución trascendente.

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